Antes de empezar hablando sobre la intolerancia al gluten, debemos resolver una cuestión que mucha gente confunde. ¿Es lo mismo la intolerancia al gluten que la celiaquia?
La intolerancia al gluten y la celiaquía son dos condiciones relacionadas con la reacción del cuerpo a los alimentos que contienen gluten, un tipo de proteína encontrado en trigo, cebada y centeno. Te vamos a presentan las principales diferencias entre ambas condiciones:
Celiaquía
- Es una enfermedad crónica y autoinmune que afecta al intestino delgado.
- Se caracteriza por una reacción inmune exagerada al gluten, lo que provoca daño en las vellosidades intestinales y malabsorción de nutrientes.
- Los síntomas pueden incluir diarrea, fatiga, pérdida de peso, hinchazón, anemia y otros problemas de salud.
- La celiaquía se diagnostica mediante pruebas de sangre y biopsia intestinal.
- La única cura es seguir una dieta sin gluten.
Intolerancia al gluten
- Es una condición en la que el cuerpo no puede digerir adecuadamente el gluten, lo que provoca síntomas digestivos y extra digestivos.
- No es una enfermedad autoinmune, sino una reacción alérgica o intolerancia a la proteína.
- Los síntomas pueden incluir dolor abdominal, diarrea, flatulencia, fatiga, dolor de cabeza y otros problemas digestivos.
- La intolerancia al gluten se diagnostica mediante pruebas de exclusión de gluten y síntomas.
- La cura es seguir una dieta sin gluten.
Entonces, ¿Qué diferencias clave hay?
- La celiaquía es una enfermedad autoinmune, mientras que la intolerancia al gluten es una reacción alérgica o intolerancia a la proteína.
- La celiaquía requiere una dieta estricta sin gluten, mientras que la intolerancia al gluten puede ser manejada con una dieta sin gluten o con suplementos enzimáticos.
- La celiaquía puede causar daño en el intestino delgado y malabsorción de nutrientes, mientras que la intolerancia al gluten no tiene efectos secundarios graves en la salud.
Una vez entendidas las diferencias, ¡empezamos!
¿Qué es el gluten?
El gluten es una glucoproteína presente en cereales como el trigo, la cebada, el centeno y la avena, así como en otros menos comunes como la espelta (también llamada trigo salvaje) y el triticale (cereal mezcla de trigo y centeno), está compuesto por gliadina y glutenina. Esta proteína confiere elasticidad a la masa de harina, facilitando la fermentación y otorgando volumen y textura esponjosa a productos horneados como el pan.
¿Cómo influye el gluten?
El gluten, una proteína presente en cereales como el trigo, la cebada y el centeno, es nutritivo pero difícil de digerir completamente. Esto puede causar problemas intestinales ya que nuestro cuerpo carece de las enzimas necesarias para descomponerlo por completo. Mientras que las personas sanas pueden no experimentar malestar significativo al consumir gluten, algunas personas pueden experimentar problemas autoinmunitarios, alérgicos o de sensibilidad a esta proteína. Estos problemas pueden manifestarse como enfermedad celíaca, alergias respiratorias, alimentarias o de contacto, o sensibilidad al gluten. Dado que el gluten se encuentra en muchos alimentos básicos, algunas asociaciones sugieren que todos los alimentos que contienen gluten deberían etiquetarse como tales para evitar complicaciones en personas con estas condiciones relacionadas con el gluten.
¿Qué es la alergia al gluten?
La alergia al gluten, como su nombre indica, es una reacción alérgica al gluten, que puede ocurrir después de la ingestión de alimentos que contienen gluten. La alergia al gluten puede provocar síntomas como vómitos, dolor abdominal, diarrea, asma, tos, laringitis, rinitis, conjuntivitis, urticaria, edema o inflamación, y reacciones de anafilaxia.
Para entenderlo mejor y ver la diferencia con la intolerancia al gluten, la intolerancia al gluten se caracteriza por una reacción no inmune al gluten, mientras que la alergia al gluten se caracteriza por una reacción inmune agresiva al gluten.
Síntomas de intolerancia al gluten
Los síntomas de la intolerancia al gluten pueden variar significativamente entre las personas y pueden incluir:
- Problemas gastrointestinales:
- Malestar abdominal
- Hinchazón abdominal
- Flatulencia excesiva
- Diarrea o estreñimiento
- Náuseas y vómitos
- Fatiga y debilidad: Sensación general de cansancio o fatiga, incluso después de descansar adecuadamente.
- Dolores musculares y articulares: Dolores y molestias en los músculos y articulaciones, que pueden ser crónicos o intermitentes.
- Cambios de humor: Irritabilidad, ansiedad, depresión o cambios de humor inexplicables.
- Problemas de piel: Erupciones cutáneas, eczema u otros problemas de piel que pueden empeorar después de consumir gluten.
- Dolor de cabeza: Dolores de cabeza recurrentes o migrañas después de ingerir gluten.
- Problemas neurológicos: Mareos, dificultades de concentración, niebla mental o problemas de coordinación.
Si experimentas alguno de estos síntomas después de consumir gluten de manera consistente, es recomendable consultar a un médico para una evaluación adecuada y un posible diagnóstico de intolerancia al gluten.
Tratamiento para la intolerancia al gluten
El tratamiento principal para la intolerancia al gluten, especialmente en casos de enfermedad celíaca o sensibilidad al gluten no celíaca, implica seguir una dieta estricta sin gluten. Aquí hay algunas pautas importantes:
- Eliminar el gluten de la dieta: Evitar todos los alimentos que contienen trigo, cebada, centeno, avena y sus derivados. Esto incluye productos horneados, pasta, cereales, cerveza y muchos alimentos procesados que pueden contener gluten como espesante o agente de textura.
- Leer etiquetas: Ser diligente al leer las etiquetas de los alimentos para identificar ingredientes que contienen gluten o que pueden haber sido contaminados con gluten durante la producción.
- Optar por alimentos naturalmente libres de gluten: Incluir alimentos naturales que sean naturalmente libres de gluten en la dieta, como frutas, verduras, carnes magras, pescado, huevos, legumbres, lácteos no contaminados y granos sin gluten como el arroz, el maíz, el quinoa y el mijo.
- Buscar productos sin gluten certificados: Existen muchas opciones de alimentos y productos sin gluten certificados en el mercado, incluyendo panes, galletas, harinas y otros productos horneados específicamente diseñados para personas con intolerancia al gluten.
- Evitar la contaminación cruzada: Tomar precauciones para evitar la contaminación cruzada al cocinar en casa y al comer fuera. Esto incluye utilizar utensilios de cocina limpios, áreas de preparación separadas y tener cuidado al manipular alimentos en restaurantes que no son libres de gluten.
- Suplementos vitamínicos: En algunos casos, puede ser necesario tomar suplementos vitamínicos para compensar posibles deficiencias nutricionales causadas por la restricción de gluten en la dieta, especialmente de hierro, calcio, vitamina D, ácido fólico y vitaminas del grupo B.
- Seguimiento médico: Es importante trabajar en estrecha colaboración con un médico o dietista para asegurarse de que la dieta sin gluten sea adecuada y equilibrada, y para monitorear los síntomas y la salud en general a lo largo del tiempo.
Seguir una dieta sin gluten puede ser un cambio significativo en el estilo de vida, pero puede ayudar a aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas con intolerancia al gluten.