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Intoleranciaa

Todo lo que necesitas saber de Intolerancias alimentarias

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¿Qué es la intolerancia alimentaria?


La intolerancia alimentaria es una respuesta adversa a ciertos alimentos o ingredientes en los alimentos, que ocurre cuando el cuerpo tiene dificultades para digerir o metabolizar ciertos componentes. A diferencia de las alergias alimentarias, que involucran el sistema inmunológico, las intolerancias suelen afectar al sistema digestivo y pueden causar síntomas como malestar estomacal, hinchazón, gases o diarrea.

Tipos de intolerancia alimentaria e intolerancias alimentarias más comunes

Existen varios tipos de intolerancias alimentarias, algunas de las más comunes son:

Intolerancia a la lactosa


La intolerancia a la lactosa es un tipo común de intolerancia alimentaria en la que el cuerpo tiene dificultades para digerir la lactosa, un azúcar presente en la leche y productos lácteos. Esto ocurre cuando el cuerpo no produce suficiente lactasa, la enzima necesaria para descomponer la lactosa en componentes más simples que el cuerpo pueda absorber. Los síntomas incluyen malestar estomacal, hinchazón, gases y diarrea después de consumir productos lácteos.

Aunque la mayoría de la gente que proviene del Norte de Europa produce suficiente lactasa durante su vida, la deficiencia de lactasa es un fenómeno común en algunas razas de color y algunas personas de Oriente Medio, India y zonas de África, así como en sus descendientes. En realidad, aproximadamente un 70% de la población adulta del mundo no produce suficiente lactasa, y consecuentemente tiene algún grado de intolerancia a la lactosa. En Europa, la deficiencia de lactasa se da en cerca de un 5% de la población blanca, y en una proporción mucho mayor (entre el 50 y el 80%) en otros grupos étnicos.

La cantidad de leche y productos lácteos que puede producir síntomas de intolerancia varía mucho. Algunas personas que tienen una baja actividad intestinal de lactasa pueden tomarse un vaso de leche sin experimentar ninguna molestia. Igualmente, los quesos duros, debido a su contenido bajo en lactosa y los productos de leche fermentada, como el yogur, normalmente son bien tolerados. Esto podría explicar por qué el consumo de productos lácteos cultivados y los yogures está tan extendido en zonas del mundo donde es común la deficiencia de lactasa. Además, se puede mejorar la tolerancia en personas sensibles, si se consumen alimentos que contienen lactosa como parte de las comidas, y se reduce la cantidad de alimentos ricos en lactosa que se ingieren de una sola vez.

Intolerancia al gluten

La intolerancia al gluten es una condición en la que el cuerpo tiene dificultades para digerir el gluten, una proteína presente en el trigo, la cebada y el centeno. La enfermedad celíaca es una intolerancia permanente que se puede diagnosticar a cualquier edad. Si el enfermo consume alimentos que contienen gluten, la mucosa del intestino delgado queda dañada y tiene menos capacidad para absorber nutrientes esenciales como las grasas, las proteínas, los hidratos de carbono, los minerales y las vitaminas.

gluten intolerancia

Entre sus síntomas destacan la diarrea, la pérdida de peso, la fatiga, la irritabilidad y el dolor abdominal. En los niños, se pueden dar síntomas de desnutrición, entre ellos problemas de crecimiento. Actualmente, la única forma de ayudar a los pacientes celíacos es proporcionarles una dieta sin gluten. Normalmente se pueden conseguir listas de alimentos sin gluten en los centros locales de información dietética y en las asociaciones de apoyo relacionadas con enfermedad celíaca. Cuando se elimina el gluten de la dieta, el intestino se regenera gradualmente y desaparecen los síntomas. Esta condición puede manifestarse de diferentes maneras:

  1. Enfermedad celíaca: Es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico ataca el revestimiento del intestino delgado en respuesta al gluten. Esto puede causar daño en el intestino y dificultar la absorción de nutrientes. Los síntomas incluyen dolor abdominal, diarrea, fatiga, pérdida de peso y erupciones cutáneas, entre otros.
  2. Sensibilidad al gluten no celíaca: Es una condición en la que las personas experimentan síntomas similares a los de la enfermedad celíaca cuando consumen gluten, pero sin la presencia de daño intestinal característico de la enfermedad celíaca. Los síntomas pueden incluir malestar estomacal, hinchazón, fatiga, dolores de cabeza y problemas de concentración.

El tratamiento principal para la intolerancia al gluten es seguir una dieta libre de gluten, lo que implica evitar todos los alimentos que contengan trigo, cebada, centeno y cualquier producto derivado de estos granos. Es importante que las personas con sospecha de intolerancia al gluten consulten a un médico para obtener un diagnóstico adecuado y recibir orientación sobre cómo llevar una dieta sin gluten de manera saludable.

Intolerancia a la fructosa

La intolerancia a la fructosa es una condición en la que el cuerpo tiene dificultades para descomponer y absorber la fructosa, un tipo de azúcar simple que se encuentra en muchas frutas, miel, jarabes de maíz y algunos vegetales. Esto puede deberse a una deficiencia en la enzima necesaria para descomponer la fructosa.

Los síntomas de la intolerancia a la fructosa pueden incluir malestar estomacal, hinchazón, gases, diarrea, náuseas e incluso dolor abdominal. La gravedad de los síntomas puede variar según la cantidad de fructosa consumida y la sensibilidad individual de cada persona.

El tratamiento principal para la intolerancia a la fructosa implica evitar o limitar la ingesta de alimentos y bebidas que contienen altos niveles de fructosa. Esto puede implicar leer detenidamente las etiquetas de los alimentos procesados y evitar el consumo excesivo de frutas y productos endulzados con fructosa o jarabe de maíz con alto contenido de fructosa. Es importante que las personas con sospecha de intolerancia a la fructosa consulten a un médico o a un dietista para obtener un diagnóstico adecuado y recibir orientación sobre cómo llevar una dieta que reduzca los síntomas.

Intolerancia al huevo

La intolerancia al huevo es una condición en la cual el cuerpo tiene dificultades para digerir y procesar las proteínas presentes en el huevo. A diferencia de la alergia al huevo, que involucra una reacción del sistema inmunológico, la intolerancia al huevo no desencadena una respuesta inmune.

Los síntomas de la intolerancia al huevo pueden variar, pero comúnmente incluyen malestar estomacal, náuseas, vómitos, diarrea, gases o dolor abdominal. Estos síntomas suelen aparecer poco después de consumir huevo o productos que contienen huevo.

El tratamiento principal para la intolerancia al huevo implica evitar los productos que contienen huevo o sus derivados. Es importante leer detenidamente las etiquetas de los alimentos procesados, ya que el huevo puede estar presente en una amplia variedad de productos. Si se sospecha de intolerancia al huevo, es recomendable consultar a un médico para obtener un diagnóstico adecuado y recibir orientación sobre cómo llevar una dieta que reduzca los síntomas.

¿Alergia alimentaria o intolerancia alimentaria?

Las reacciones adversas a los alimentos a menudo se confunden con alergias alimentarias, pero pueden ser causadas por otros factores como intoxicación alimentaria, aversión psicológica o intolerancia a ciertos ingredientes.

Las alergias alimentarias son una forma específica de intolerancia que activa el sistema inmunológico, desencadenada por un alérgeno que provoca una serie de reacciones, incluyendo la producción de anticuerpos y sustancias químicas como la histamina. Se suelen identificar en la infancia y pueden heredarse.

Por otro lado, la intolerancia alimentaria afecta al metabolismo pero no al sistema inmunológico. Un ejemplo es la intolerancia a la lactosa, causada por la falta de la enzima digestiva lactasa, necesaria para descomponer el azúcar de la leche.